El queso duro más antiguo de Suiza se elabora desde hace más de 500 años en los cantones del centro del país. Ya en 1530, los comerciantes exportaban con mulas las hogazas doradas y sólidas de Sbrinz desde Brienz a través a Meiringen, los puertos de Grimsel y Gries hasta llegar a Italia para obtener sal y vino para el queso. No es ninguna sorpresa que la fama del Sbrinz traspasara las fronteras. Los amantes del queso de todo el mundo aprecian su sabor especialmente aromático y su distintiva textura desmenuzable. El Sbrinz AOP se produce con leche cruda pura y contiene un 45 % de grasa en materia seca. Después de un abundante baño en sal, se lleva a una cueva de sudoración donde se deja a 18 grados durante unos días para que pierda grasa y agua. Posteriormente, en la cueva de curación, las ruedas se colocan en vertical de manera que llega más aire a la corteza. Aquí se frotan frecuentemente con sumo cuidado. Puesto que se cura durante un mínimo de 18 meses, el Sbrinz AOP se vuelve magníficamente desmenuzable y es extremadamente ligero de digerir.