Barcelona, diciembre de 2024.- Appenzzel es una remota localidad de 7.000 habitantes ubicada en el noroeste de Suiza, entre el macizo Alpstein y el lago Constanza. Corazón del cantón más pequeño del país, parece una postal típica suiza: su pintoresco núcleo urbano peatonal destaca por las fachadas de las casas, con pinturas de vivos colores, y su entorno alpino ofrece cimas, bosques, cuevas, tres lagos de montaña… Un paisaje idílico en el que disfrutar de senderismo, rutas en teleférico, deportes de nieve y alojamientos singulares, como las posadas construidas en roca, y donde perviven tradiciones ancestrales alrededor de la agricultura y la ganadería lechera. 

CADA AÑO TERMINA DOS VECES…  

Entre sus costumbres más curiosas, se encuentra la de celebrar dos Nocheviejas. El origen se encuentra en la reforma del calendario gregoriano que sustituyó en el siglo XVI al calendario juliano, hasta entonces en vigor. Algunas comunidades protestantes no lo aceptaron y siguieron festejando el fin de año el 13 de enero, como en el juliano. Como guiño histórico y, por qué no, para celebrar por partida doble, hoy en Appenzell se mantienen ambas fechas en el almanaque. 

Los dos días salen a las calles los Silvesterchläuse, unos personajes ataviados con trajes típicos y unos espectaculares tocados decorados con escenas de la vida rural. Van de granja en granja expresando buenos deseos, repicando sus campanas y entonando canciones tradicionales (llamadas Zäuerli, una variedad del canto yodel), por lo que reciben un aguinaldo.  

APPENZELLER®, EL QUESO SUIZO CON MÁS CARÁCTER 

El paisaje suave y montañoso entre el lago de Constanza y el macizo de Säntis, con su rica y saludable hierba, es la base ideal para la leche cruda natural utilizada en la elaboración del queso Appenzeller®, una de las grandes especialidades suizas.  

Esta variedad de queso intenso y aromático, de masa semidura y escasos agujeros, se produce a mano desde hace más de 700 años. Su sabor picante único se debe a los cuidados que recibe durante los al menos tres meses que permanece en una salmuera de receta ultrasecreta, denominada sulz, que se obtiene mediante la destilación y maceración de más de 25 hierbas, raíces, flores y cortezas, y con la que se frota cada pieza de dos a tres veces por semana.  

Las variedades más conocidas en España son el Appenzeller® Clásico (con tres meses de maduración) y el Appenzeller® Extra (con seis meses de maduración).