Mucha gente se siente demasiado gorda, aunque no lo esté. El mercado del adelgazamiento está floreciendo sin control y es un negocio lucrativo.
En principio, las dietas no son recomendables y en muy pocos casos ayudan a conseguir el resultado deseado. Para que tu peso y tu bienestar individual se sitúen en un rango normal, necesitas cambiar tus hábitos alimenticios y de ejercicio, que son adecuados para el uso diario y que, por lo tanto, pueden llevarse a cabo a largo plazo. Esto requiere mucha motivación, disciplina y resistencia. Por lo tanto, es importante abordar estos cambios en un momento en que se dispone de tiempo y recursos mentales suficientes. Desde un punto de vista puramente teórico, el adelgazamiento y la retención de peso son el resultado de un simple ejercicio aritmético. En la primera fase, es importante que, a través de las comidas, se suministre menos energía (calorías) de la que el cuerpo necesita. Esto se conoce como balance energético negativo. Por lo tanto, cualquier dieta que cause una reducción en la ingesta de energía (calorías) tendrá éxito (a corto plazo). Después de la reducción de peso, la ingesta de calorías debe corresponder al consumo de energía para estabilizar el peso (balance energético equilibrado).
En la práctica, sin embargo, todo esto no es tan sencillo. No es raro que las dietas se interrumpan prematuramente o que los kilos perdidos vuelvan a reaparecer rápidamente. Los cambios útiles en la dieta pueden ser los siguientes:
Limita el consumo de bebidas dulces. Contienen grandes cantidades de azúcar, sin saturar y sin aportar otros ingredientes valiosos. Piensa en tu consumo de alcohol. El alcohol proporciona cantidades considerables de calorías y, consumido en grandes cantidades, a menudo impide la pérdida de peso con éxito. Vigila tu comportamiento al comer aperitivos: ¿con qué frecuencia los comes realmente? Por lo general, no son necesarias más de tres a cinco comidas al día. Con frecuencia, sin embargo, comemos pequeñas cosas durante el transcurso del día. Disfruta de la comida y presta atención a tu sensación de saciedad. Por lo general, comemos por rutina hasta que el plato está vacío. E incluso a un ritmo demasiado rápido. La sensación de saciedad tarda 30 minutos en aparecer. Trata de aumentar tu actividad física en la vida diaria: Sube por las escaleras en lugar de usar ascensor o sal a caminar por la tarde. Todo esto también ayuda a «ventilar» la cabeza.
El queso a menudo está prohibido en las dietas. Sin embargo, el queso es una fuente importante de proteínas y calcio y debe consumirse regularmente. Para los amantes del queso también puede ser una fuente importante de grasa. Por lo tanto, es importante conocer los diferentes niveles de grasa.
Queso cottage, semidesnatado o con un cuarto de grasa (hasta un máx. de 30 % de grasa), Ziger, Schabziger son buenas alternativas al queso integral.
Sociedad Suiza de Nutrición (SGE) www.sge-ssn.ch